Cuando un incendio es pequeño, es más fácil extinguirlo y por tanto, cuanto antes se ataque, antes se apagará.  Parece un principio sencillo, y lo es, pues son muchos los estudios que avalan que esta metodología funciona. Paradójicamente, son pocos los países que llevan estas técnicas a  cabo, pese a que ofrece resultados excelentes.

España o Portugal, por ejemplo, emplean el sistema A.V.A. (Aviones de Vigilancia y Ataque). Empleando un AT-802, tanto en su versión terrestre como anfibia, según la geografía de cada país. En los días y franjas horarias con alta probabilidad de incendio el avión patrulla zonas prefijadas para vigilar la zona o atacar de inmediato si vislumbran columnas de humo o pequeños fuegos. El uso de este avión en concreto es clave: supone un avión de ataque inicial con una gran capacidad y velocidad, muy versátil y manejable, que atacando además en enjambres, permite igualar las cifras de las grandes aeronaves a un coste mucho menor y con mayor versatilidad. De este modo, se gana tiempo y se contiene el incendio de forma veloz, dando tiempo al resto de unidades de tierra y aire a llegar para apagar el fuego (en caso de que todavía no se haya extinguido en las primeras descargas).

Esto, lógicamente, supone un gran ahorro de costes, muy poca superficie quemada, sin pérdidas en vidas humanas ni daños a infraestructuras y garantizando la seguridad de los ciudadanos y los profesionales, entre otros muchos beneficios. En el siguiente ejemplo (Fig.1) , vemos un informe comparativo extraído de un artículo publicado en Doxastic Safety de un piloto de AT-802, comparando cómo se hizo frente a un incendio en California y a otro en Ibiza el mismo día y originado en condiciones muy similares. Los datos extraídos forman parte de los recopilados durante la operación y los arrojados por el Instituto Balear de Naturaleza (Balearic Nature Institute).

Chart that shows Spain vs California actuation in firefighting

Fig. 1 https://doxasticsafety.com/incendios-forestales-california-vs-espana/?fbclid=IwAR0-zAUkoe3AQk-rYGEUJCob2OBkm5waqKcmSo_4MhNC9Xf__9yMBbiiPw8

La comparativa arroja información muy esclarecedora: invertir en un fuerte ataque inicial da sus frutos, pero sobretodo, ahorra costes y pérdidas. La clave es simple: los fuegos deben extinguirse cuando son pequeños. Desplegar grandes aeronaves de gran capacidad acarrean grandes costes, muy poca versatilidad y, en definitiva, una manera poco efectiva y con pérdidas muy altas que pagan los contribuyentes, y algunas de ellas, como las vidas humanas o la pérdida de parajes naturales, son simplemente irrecuperables.

En 2017, el Departamento Forestal de Estados Unidos gastó 2.500 millones en materia de incendios, “un record histórico”. Se estima que para 2025, el departamento invertirá el 67% del presupuesto del Departamento Forestal  en combatir incendios. Pero, ¿realmente se trata de invertir más, o de invertir mejor?

Los incendios pueden costar menos, a todos los niveles. Pero las administraciones públicas suelen optar por modelos reactivos y no preventivos. Y sin duda, las consecuencias de estas prácticas suelen ser desastrosas. California 2020: más de 20.000$ millones en gastos directos, y una cifra similar o superior estimada para los gastos derivados de los incendios. 60 grandes incendios esta temporada. 3’9 millones de hectáreas arrasadas. Un record en incendios, poseyendo el dudoso honor de ser la peor temporada de incendios en los últimos 70 años, según los datos del National Interagency Fire Center (figura 2). Australia 2019-2020: Más de 103.000 millones de dólares australianos en pérdidas, muchas de ellas irrecuperables  e irreversibles. Casi 1 millón de hectáreas pasto de las llamas, más de 3.000 millones de animales muertos. Algunas especies están cercanas a la extinción.

Chart about the evolution of wildfires in USA in the last 50 yearsChart about the evolution of wildfires in USA in the last 50 years

Fig.2 . 2020 ha sido la temporada de incendios más activa de su historia reciente. Sin embargo, en las últimas dos décadas, ya se observa una superficie quemada que incrementa cada año.

Y aunque el COVID no ha ayudado de cara a la lucha contra incendios, estas cifras no se pueden achacar a un hecho aislado o a una temporada especialmente dura. El gasto medio de California durante los últimos 50 años en materia de incendios rondaba los 1.000$ Millones anuales, con un drástico incremento en los últimos años, donde esta cifra se ha multiplicado por diez, alcanzando los 10.000$ millones durante el año.

Esta situación, provocada en gran parte por el cambio climático, deja clara una cosa: las reglas del juego han cambiado. Las temporadas de incendios son ahora más largas y heterogéneas y ya no existen garantías respecto a cuándo o cómo se producen los incendios, porque ahora ocurren durante todo el año. En muchos países existe una dualidad entre mega incendios y sequías muy irregular e inestable. La consecuencia, por tanto, es evidente: se debe estar alerta en todo momento, por lo que la balanza debe inclinarse hacia la guerra preventiva.

Mientras las administraciones públicas continúen apoyando modelos de lucha contra incendios obsoletos, los gastos continuarán incrementando y los resultados siendo cada vez más negativos. En un contexto como este, es necesario apelar a la razón e insistir en la necesidad de invertir, principalmente, en medios preventivos y en aeronaves que puedan extinguir rápidamente los fuegos, que puedan operar desde cualquier base cercana al fuego. No solo por tratarse una muy pequeña inversión en relación a las pérdidas multimillonarias que supone no hacerlo, sino por las vidas que pueden perderse, la fauna y flora que puede extinguirse y las infraestructuras y parajes naturales que se ven arrasados cada año por las llamas. Un dinero malempleado en la mayoría de los casos que, al fin y al cabo, pagan todos los ciudadanos.