Hace un año, el Valle Orroral, un parque nacional de Australia, ardió como consecuencia de un incendio accidental provocado por un helicóptero de Defensa. Hoy sabemos que pasaron 45 minutos hasta que se informó de la ubicación exacta del incendio.

La noticia se vio reavivada por unas fotografías publicadas recientemente, tomadas por el propio helicóptero que causó el incendio, que muestran un incendio que comenzó por unas ramas secas que ardieron debido al calor de la luz de aterrizaje del helicóptero. Un incendio minúsculo en su origen y fácilmente controlable, que podría haber sido detenido de manera eficiente y rápida con medios aéreos, pero que terminó convirtiéndose en un infierno que quemó el 80% del parque nacional (más de 20.000 hectáreas) y destruyo varios hogares.

Fotografías tomadas desde el helicóptero que provocó accidentalmente el incendio. Fuente: ABC.

Por qué los tripulantes del helicóptero hicieron las fotografías pero no avisaron para que actuaran los cuerpos de bomberos es una incógnita (y a su vez una ironía, debido a que la misión del helicóptero era identificar zonas de aterrizaje para la inserción y extracción de equipos de extinción de incendios). Es comprensible que salvaguardar la seguridad de la tripulación era una prioridad, para evitar daños fatales para los mismos. Eso no es cuestionable. Pero ¿es incompatible salvaguardar a los tripulantes y avisar a los cuerpos  de bomberos? ¿No se puede comunicar por radio la ubicación de un incendio pero sí realizar fotografías para mostrar cómo se origina?

Sin ánimos de buscar culpables o señalar a ningún responsable, debemos volver a abrir el debate, a tratar una vez más  “la cuestión”: ¿de veras necesitamos tantos ejemplos para darnos cuenta de lo importante que es ser preventivos en materia de incendios? Viéndolo en retrospectiva, (como es ya habitual), ¿no valía la pena enviar un avión de ataque rápido para prevenir este desastre?

Hay medios de los que no se pueden prescindir. Salvaguardar nuestro patrimonio natural, tan único y valioso, y que pertenece a todos los ciudadanos, debería ser un motivo de peso para las administraciones públicas. Por no hablar de los daños materiales, los desorbitados costes económicos  y la pérdida de vidas humanas, animales y fauna que esto supone.

Una vez más, como operadores, apelamos a la razón. Aeronaves rápidas y ligeras como el AT-802 pueden desplegar en 15 minutos y extinguir los fuegos cuando son débiles. No hace falta nada más. No perdamos más tiempo, vidas, infraestructuras… en modelos arcaicos que abogan por actuar tarde y mal, cuando todo está perdido. Hay que actuar, pero hay que actuar bien.

Fuente: Australian Broadcasting Corporation

https://www.abc.net.au/news/2021-01-21/defence-helicopter-pictures-show-namadgi-orroral-valley-fire/13076752?fbclid=IwAR1gRg505fD4Wo-lGC4qlIs1IVnMkySZFQSuNPs7IciXb5_KFlhGVdA1LDo#desktop